CAPÍTULO 2
REVELACIONES

- ¡Descansen! –les gritó con voz potente y sumamente enfada.
Los hombres, sin perder el tiempo dejaron los picos y las palas y se alejaron de ella unos cuantos metros. La mujer repasaba una y otra vez los pergaminos que traía y revisaba el terreno. No había error. Ese era el lugar correcto. Los escasos árboles que había en la zona no eran suficientes para generar sombra por lo que la mujer, con su atuendo negro con piedras plateadas sudaba por todo su cuerpo. Caminó por entre la tierra escarbada y molesta por los resultados obtenidos hasta ese momento se alejó a la sombra de una única palmera. O al menos lo poco que daba de sombra. Del cinto que traía a la cintura sacó un tubo de medio brazo de largo y bebió. Se permitió remojar su boca seca con la bebida que contenía el tubo y como por arte de magia se llenó de energía. Se levantó y con voz enérgica ordenó la reanudación de actividades. Los cuatro hombres no tuvieron más remedio que acatar la orden y una vez que hubieron terminado de refrescarse regresaron a seguir con su trabajo.
- Solo escarbaremos la longitud de una pierna más –dijo la mujer repentinamente.
- ¿Y si no encontramos lo que buscamos? – Preguntó uno de los hombres.
- Ya me encargaré yo de hablar con la reina –respondió resueltamente la mujer.
La pequeña excavación siguió alrededor de dos horas más. El sol ya había bajado casi a la línea del horizonte por lo que se podía ver los no me olvides entre rosas y rojos matizados por el color amarillo de la luz solar. El resultado de aquella obra fue negativo, así como lo habían sido las seis anteriores excavaciones. La mujer no dijo nada luego de que dio la orden de parar. Examinó el terreno excavado y el aledaño al pozo de casi dos metros y medio de profundidad y resopló. Tampoco estaba ahí. Chasqueó los dedos indicando que recogieran las cosas y luego de vaciar la tierra al pozo, recogieron lo poco que habían llevado para trabajar así como sus cosas personales y se dirigieron al campamento que estaba situado bajo la pequeña mancha arbolada de la zona. Uno de los hombres que se encontraba ahí ya tenía todo recogido además de tener los caballos ensillados por lo que no hicieron más que montar y se alejaron a todo galope.
- Así que de nuevo han fallado –dijo Rájhman sosteniendo su sable dorado aun enfundado mientras sonreía silenciosamente y veía al grupo alejarse de la zona.
La primera luna llena del año salía por entre las escasas nubes lejanas que se veían entre las montañas y cuando Rájhman la avistó completamente bastó solo con mencionar unas cuantas palabras para que también él desapareciera dejando en su lugar unos pequeños destellos verdes esmeraldas que brillaban como cristales por la potente luz de la luna.
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- ¡Qué estás diciendo Dévone! Es la séptima vez que fracasan esto es intolerable.
- Lo sé su majestad –respondió Dévone mientras estaba haciendo reverencia a la reina a medio hincar.
- ¡Y me lo dices de esa manera! ¿Crees tú que yo dispongo de todo el tiempo del mundo?
- Yo sé que no, su majestad, pero de alguna u otra manera la información proviene de su madre, no sé por qué fallamos si es de entera confianza –dijo eso último con la intención de reparar el atrevimiento.
- Dévone –dijo la reina entre calmada y amenazante –mi madre es de entera confianza, por ella estamos enviándote a realizar esa misión. Que no se te olvide que gracias a ella vives, procura ser prudente con lo que dices de lo contrario…
- Lo siento mucho majestad, no quiero causar problemas –respondió Dévone con la mirada llena de odio que muy prudentemente dirigió al piso.
- En ese caso retírate, por ahora no podemos hacer nada más. Trataré de darte una nueva misión para la próxima semana, cuando la luna llena esté menguando. ¿Los siguió alguien?
- No su majestad. El perímetro fue asegurado con el talismán por lo que no hubo manera que los aldeanos nos vieran.
- ¿Cerraron la excavación de nuevo? –volvió a preguntar la reina.
- Si su majestad.
- Quédate con el talismán –ordenó la reina –ya sabes cómo utilizarlo en la próxima misión. Retírate.
Dévone, la mujer que dirigía las excavaciones desde hacia más de cuatro lunas se levantó, hizo una inclinación a la reina para despedirse y salió de la sala circular, reteniendo su coraje en los puños fuertemente apretados.
La reina la miró salir aparentemente tranquila, pero sabía de sobra la rabia que le daba a Dévone el recordar el motivo por el cual vivía por lo que usaba ese ligero chantaje para enviarla al lugar que fuera necesario. Era al final de cuentas un súbdito.
Cuando Dévone salió, la reina se levantó de su asiento en el que se encontraba y movió el tapete que se encontraba a sus espaldas y que estaba colgado en la pared. El tapete era grande, de tamaño poco común a lo fabricado por los artesanos y se encontraba puesto en un marco de madera, simulando una puerta, por lo que al moverla de derecha a izquierda dejaba al descubierto un retrato familiar. Contenía a una pareja, ambos reyes finamente vestidos y sentados en el trono principal, al pie de ellos en los escalones que subían al estrado estaba el príncipe que era apenas un niño de cinco años.
- Te has convertido en una pesadilla –dijo la reina mientras miraba al cuadro.
- ¿Sucede algo querida hija? –le dijo una mujer que entraba a la sala.
- No madre –respondió la reina sin dejar de mirar el cuadro –es solo que por séptima ocasión consecutiva la información que nos proporcionas es errónea.
La reina se volteó de frente a su madre dejando el cuadro abierto.
- Quisiera preguntarte, madre ¿por qué si eres tan hábil usando la magia no puedes encontrar la tumba de esa mujer?
La madre miró tranquila a su hija y luego miró al cuadro a sus espaldas. No se inquietó por la pregunta tan espontánea de la reina mucho menos se inmutó al escuchar la incredibilidad de su hija respecto a la magia. Respiró.
- Esa tumba que tanto deseas encontrar está protegida. Eso siempre lo has sabido desde hace más de diez años que fue cuando te casaste con el rey –respondió la madre sin dudar.
- Sí, desde entonces he venido oyendo esa historia que está protegida –resopló la reina enfadada.
- No veo entonces cual es la prisa por encontrarla si ahí no habrá más que polvo.
- De sobra sabes mis intereses madre. No tiene caso que te los diga ahora.
- El deseo de venganza que tienes aún luego de tanto tiempo no cesa –dijo la madre mirando a su hija fijamente –no quiero imaginar que sucedería si el rey supiera de tus actos.
- El rey es alguien que me tiene sin cuidado, madre. No puedo quitarlo de mi camino ahora porque sabes que es indispensable para lograr mis propósitos.
- Eso lo sé de antemano.
- Entonces no hagas preguntas cuando ya conoces la respuesta.
- Cuida tu tono de voz conmigo. Serás muy la reina pero aun eres mi hija y esa corona que portas no te da el derecho de faltarme al respeto. Te lo advierto.
- ¡Estoy harta, madre! ¡Harta de tu falsa información! ¡Harta de la espera! ¡Harta de no saber qué puede pasar mañana si no me apuro con lo que quiero obtener!
- Tendrás que ser paciente como lo has sido hija. Al menos por un tiempo más mientras confirmo lo que sospecho.
- ¿A qué te refieres? –preguntó la reina cambiando la voz.
- Creo haber descubierto algo nuevo respecto a esa tumba –dijo la madre sonriendo.
- ¿Qué es? Dime madre te lo suplico –rogó la reina.
- Existe una persona que conoce la ubicación de esa tumba y…
- ¿Quién es? ¿Dónde está? ¡Dímelo madre! –interrumpió la reina exaltada.
- Son detalles que aun no conozco hija. Tendrá que pasar un tiempo para saber quien es esa persona y donde podemos encontrarla.
- ¿Cómo es que sabes eso?
- Se te olvida que tengo la magia a mi disposición ¿verdad? –rió la madre tranquila. –Hija mía bastará con decirte que las muertes que he provocado no han sido en vano. De entre todos esos accidentes hubo tres muy importantes. De ellos extraje información que poseían en sus libros secretos. La tumba de la antigua reina fue catalogada como secreto del reinado y para ser protegida fue necesaria la participación de cinco personas. Dos de ella fueron compañeras mías en la Academia de Magia, el otro era un funcionario importante de la misma academia, los tres sabían manejar la magia, sin embargo fueron débiles y mi superioridad y conocimientos hicieron posible que saliera victoriosa –la mujer miraba a la nada mientras decía aquellas palabras desconocidas hasta ese entonces por su hija. El placer que le daba el revelar esa información era inmenso, tal y como lo esperaba. La reina por su parte estaba atenta, atónita ante el comportamiento extraño y repentino de su madre, ésta continuó. – Tres personas de las cinco que se necesitaron ya están muertas y yo poseo los mecanismos para encontrar la tumba, al menos los mecanismos que ellos pusieron en la defensa por mantenerla oculta. Otra persona es el rey mismo, tu esposo. De ti depende la manera sobre cómo encontrar el sepulcro y si tanto te interesa tienes que actuar de manera rápida. La última persona que participó en este acto de protección está desaparecida y una vez que sea sometida a nuestro favor la tumba se revelará para todo el mundo. Necesito solamente un tiempo para descifrar un fragmento de los libros secretos y cuando eso suceda, lo que tanto anhelas, hija mía, te será revelado.
La reina no salía del asombro y miedo que le provocaba su madre. Sin embargo estaba convencida que era la verdad pues nunca antes había visto hablar a su madre así respecto a ese tema. Si tanto añoraba encontrar aquel tesoro guardado en la tumba tendría que ser fuerte de carácter para con su esposo y lograr así su cometido.
Lo que la madre de la reina no sabía era que, aunque conociera los elementos de protección que figuraban sobre aquel altar de muerte una de sus tres supuestas víctimas estaba viva.
Por su parte lo que la reina no sabía era que su madre también ansiaba aquel artefacto escondido entre la tumba de la antigua reina y con el recobraría todo lo que una vez le fue arrebatado.
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- De modo que es la sexta vez que fracasan –dijo el más viejo de los hombres.
- Séptima –corrigió el más joven –y si, han fracasado de nuevo.
- Debemos tener cuidado entonces.
- Eso siempre, esa mujer no escatimará en costos por alcanzar su objetivo. Eso incluye vidas.
- Lo sé, Rájhman –resopló el más viejo mirando a la luna. -¿Tienes alguna novedad?
- No por ahora, salvo que la excursión duró más de lo planeado.
- ¿Lo has vigilado de cerca? –volvió a preguntar el hombre.
- Todo el tiempo –respondió Rájhman.
- Sigue así.
La pequeña fogata ardía vivamente mientras despedía chispas que se elevaban al cielo cada vez que Rájhman atizaba las ramas secas ardiendo. Los dos hombres se quedaron en silencio mientras el aire se mecía suavemente y hacia silbar las hojas de los árboles. La noche apuntaba a ser larga y fresca por lo que los hombres se despidieron; el más viejo de ellos, envuelto en una capa de viaje subió a su caballo completamente blanco y se fue del claro donde se encontraba con Rájhman; éste, una vez que su amigo se fue de con él, silbó ligeramente y la fogata se apagó al instante y de nueva cuenta bastó con recitar unas cuantas palabras para que desapareciera en la nada, esta vez dejando polvos brillantes color rojo carmesí que brillaban con los restos de la fogata extinta.
2 comentarios:
wooow, este capitulo en verdad me ha gustado, fue emocionante, definitivamente me gusto más, es más claro y tiene más diálogos lo que me mantuvo atento. has mejorado amigo. a trabajar en el siguiente
La trama se pone muy interesante... si si si me gustan los toques de magia, me gustan... seguire leyendo haber hasta donde alcanzo hoy...
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